Desde las primeras horas, desde las altas
esferas, mostraron sus artimañas disuasorias, multiplicando por cinco los
efectivos de la seguridad privada que ocuparon todo el espacio, con una
quincena de seguritas —que a razón de unos 120 euros que facturan la jornada,
saquen sus propias cuentas—. Tanto les molestó nuestra presencia, que el
Director de Recursos Humanos —¡el pobre!—, tuvo que salir hasta de su despacho
y estar acechando desde detrás de las cristaleras y de las columnas para
enterarse de que el personal de mantenimiento se defiende…, y eso que no
molestábamos a nadie: no se perturbaba el tránsito de los pacientes, ni de
tráfico, todo lo contrario, en ocasiones, los pacientes (que no, clientes),
hartos de listas de espera, se acercaban a preguntar, a mostrar su solidaridad,
su apoyo y su denuncia que se sumaba a la nuestra, contra el desmantelamiento
de la Sanidad Pública. Tanto fue, que se recogieron durante ese día, más de
quinientas firmas.
Además de un numeroso grupo de
trabajadores de mantenimiento del Hospital Insular, del Materno, de Atención
Primaria y los del propio Hospital Doctor Negrín, a lo largo de todo el día fue
un constante ir y venir de los compañeros de otros servicios. A las 11.00 de la
mañana, el hábito de las Concentraciones MARTESniMIENTO, ayudó a llenar la
explanada, ofreciéndole un espectacular recibimiento a la decena de medios de
comunicación que atendieron la convocatoria. Ese mismo medio día, entrábamos en
los hogares de cientos de miles de canarios, a la hora de los informativos, con
las tres televisiones que retrasmitieron la Acampada —La Autonómica, la
nuestra, NO “comosiempre”—. Tuvimos
hasta chorizos, en la Acampada, pero de los buenos, de los que se comen, que
nos facilitó generosamente, Los Nueces de Teror, y pan, que vino desde Ariñez.
Por la tarde, vino el espectáculo:
ARISTIDES MORENO. Tremendo este artista grancanario, un gran profesional de la
música y mucho más grande como persona. ¡GRACIAS, AMIGO ARISTIDES!
El colofón lo puso la policía nacional, que
nada tenemos que criticarles en esta ocasión. Amablemente nos invitó a levantar
las casetas de la zona, por carecer de permiso de acampada, advirtiéndonos que de
lo contrario, podría suponer una modesta
sanción superior a los tres mil eurillos. Compañeros, no pretendemos heroicidades, solo
defendemos nuestro puestos de trabajo en primer lugar y que respeten la Sanidad
Pública que tantos años y sacrificios ha costado levantar, para que ahora la
troceen y la pongan en venta como en un mercado persa.
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